Cada vez existen más productos que incorporan un microcontrolador con el
fin de aumentar sustancialmente sus prestaciones, reducir su tamaño y coste,
mejorar su fiabilidad y disminuir el consumo.
Algunos fabricantes de microcontroladores superan el millón de unidades
de un modelo determinado producidas en una semana. Este dato puede dar una idea
de la masiva utilización de estos componentes.
Los microcontroladores están siendo empleados en multitud de sistemas presentes en nuestra vida diaria, como pueden ser juguetes, horno
microondas, frigoríficos, televisores, computadoras, impresoras, módems, el
sistema de arranque de nuestro coche, etc. Y otras aplicaciones con las que
seguramente no estaremos tan familiarizados como instrumentación electrónica, control de
sistemas en una nave espacial, etc. Una aplicación típica podría emplear varios
microcontroladores para controlar pequeñas partes del sistema. Estos pequeños
controladores podrían comunicarse entre ellos y con un procesador central,
probablemente más potente, para compartir la información y coordinar sus acciones, como, de
hecho, ocurre ya habitualmente en cualquier PC.
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